jueves, 13 de mayo de 2010

La chica del autobús 52.

Eran las cuatro de la tarde del jueves cuando Nadia salió de su casa como acostumbraba a hacer todos los días a esa hora, con un bolso lleno de libros y sueños. Se sentó en la parada de en frente de su casa, donde paraba al autobús número 52, su autobús. Le gustaba ese autobús para leer, era el que recorría casi toda Barcelona, se colaba por sus callejones, por la costa, tardaba casi dos horas y media en dar el recorrido completo y volver a su casa. Le gustaba, más bien encantaba, sentarse en la penúltima fila, junto a la ventanilla y devorar libros como si cualquier cosa, pensar, soñar. En su autobús, en el se le pasaba el tiempo volando, tanto que más de una vez y más de dos había tenido que ir el conductor a decirle que la ruta había terminado, que estaban en la estación, pero ella no se daba cuenta, luego le tocaba volverse sola, andando, sin la compañía de sus libros que la esperaban en el bolso, dando saltos y suplicando ser leídos. Cuando llegaba a su casa su madre ya ni le preguntaba donde había estado, solo le sonreía, en el fondo lo sabía, todo el mundo lo sabía, era más que obvio en su “autobús mágico” como a ella le gustaba llamarle. Porque al fin y al cabo, Nadia no necesitaba a nadie para ser feliz, salvo a sus libros y a su “autobús mágico” cargado de sueños.

4 comentarios:

  1. Ais, qué peculiar es Nadia, ¿no? Yo también os sigo. Me encanta hacerme seguidora de los principiantes en blogspot o al menos de los blogs recién creados porque me hubiese gustado que cuando creé mi blog alguien me hubiese dado un voto de confianza y se hubiese puesto a leer mis escritos. Ese alguien llegó y ahora no me puedo quejar :). ¡Welcome to blogger (?)! xD.

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  2. pues a Dana también le gusta ir en bus, mucho! el suyo es el 34, directo a cibeles!

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