sábado, 13 de noviembre de 2010

Cuando nos falta el aliento.
Cuando no podemos respirar.
Cuando el agua y el humo nos ahoga.
Solo los dos pensaremos,
el uno en el otro.
Así nuestro sufrimiento
sera sustituido
por la preocupación por el otro.
Y nuestro propio dolor
sera breve,
hasta la hora
de nuestro corto sueño
o no tan corto...

viernes, 15 de octubre de 2010

Vacío (segunda parte)

La nieve se me enreda en el pelo. No soy capaz de abrir los ojos, pero debe de estar amaneciendo. No soy capaz de moverme, me duele todo el cuerpo. Debo de haber pasado la noche inconsciente en la acera. Alguien viene corriendo junto a mi, quiero levantarme, correr, huir, esconderme, pero no puedo. Me toca la cara, me levanta, he de estar espantosa, lo deduzco por su grito ahogado. Le miro como puedo, no puedo abrir el ojo izquierdo, me pone de pie y tropiezo conmigo misma, me sienta sobre el capó de un coche y coge el móvil, llama a una ambulancia, le oigo decir a la lejanía donde estamos. Me intento tocar la cara, me duelen los brazos al levantarlos, tengo una herida en la boca y el ojo izquierdo inchado y ardiendo a pesar del contacto con la nieve, debe de haber sido un puñetazo. Noto mi cuerpo caer sobre el capó del coche. Vacío, de nuevo. Otra vez la nada, a la que tanto miedo le he cogido.
Abro los ojos, bueno, el ojo. Estoy en la cama de un hospital, el chico que me recogió me agarra muy fuerte de la mano, pero no se da cuenta de que estoy consciente, un doctor le llama y va corriendo, intento descifrar las palabras lejanas, le dice que me dieron una paliza y me violaron, al menos eso he entendido, me vuelve el nudo al estomago. Cierro los ojos. Me sorprende que un desconocido se tome tantas molestias. El doctor le pregunta si es mi novio, mi primo, alguien de mi familia, el le dice que no, que lo único que sabe de mi es que me llamo Sara, que me encontró de casualidad cuando iba de camino al trabajo. Le da mi teléfono, lo debe de haber cogido de mi bolso, llaman a mis padres a sus móviles y al trabajo, no obtienen respuesta, y no me sorprende. El doctor le dice que no se despegue de mi y el viene y me agarra la mano, es una sensación cálida, trasmite fuerza. Abro el ojo y le dedico una leve sonrisa, todo lo que la herida me permite, el se abalanza sobre mi y me da un abrazo. Todo lo contrario que si estuvieran aquí mis padres, se estarían maldiciendo por que he despertado. Se separa y me acaricia la cara.
-Cucu.. cuéntame algo..-consigo que salga de mi boca-lo que se-sea..necesito.. no pensar..
Me mira incrédulo.
-Me llamo Jon-comienza. Me va contando cosas, cierro los ojos he intento dormir. Su voz me gusta, me reconforta. Podría acostumbrarme a el. No suelta mi mano.
-No me separaré de ti.-me da un beso en la mejilla y me quedo durmiendo.
Es extraño que una persona que no conozco de nada pueda hacer que el nudo en el estómago deje de martirizarme por un momento.